¿Te cuesta tomar decisiones?

¿Te cuesta tomar decisiones?

Diría que estamos condenados a tomar decisiones todos los días. Aunque no queremos decidir ya lo estamos haciendo, eligiendo no elegir. La rutina está hecha de un montón de pequeñas decisiones, la mayoría las tomamos tan rápidamente que casi no nos damos cuenta. Decidir nos confiere un sentimiento de libertad, de autodeterminación. Define quien somos, que queremos y quien queremos ser. 

 

¿Cuál es el problema?

La sociedad capitalista está pujando por una vida cada vez más “cómoda”. Muchos servicios están al alcance de nuestras manos gracias a las tecnologías modernas. Se supone más “cómoda” y más “fácil” gracias también a un amplio abanico de opciones. Por ejemplo, cuando quiero comprarme un champú, por internet o en la tienda, me encuentro delante de mis narices un sin fin de champús. ¿Cuál escojo? Es una pregunta que nos hacemos todos. 

Ciertas personas en situaciones como esta entran en crisis. Empiezan a dudar y a percibir un sentimiento de agobio que va creciendo. Buscan más información con la idea de que esto le pueda ayudar a tomar finalmente una decisión. Lamentablemente no es así, y al final desisten derrotados por el esfuerzo mental y por sentirse al igual de perdidos como si estuviesen en una jungla. 

 

¿Por qué pasa eso?

Barry Schwartz (psicólogo norteamericano) habla de la tiranía de la abundancia. Vivimos en un periodo que a los países capitalistas no les falta de nada. Schwartz escribía:

“Conforme aumenta el número de opciones disponibles - como sucede en nuestra cultura de consumo -, la autonomía, la capacidad de control y la liberación que conlleva esta variedad resultan estimulantes y positivas. Pero con laabundancia de opciones empiezan a surgir los aspectos negativos de tener que enfrentarse a una multitud de posibilidades. Y según aumenta el número de opciones, los matices negativos se multiplican hasta producirnos una sobrecarga. Llegados a este punto, la capacidad de elegir ya no nos libera, sino que nos debilita. Incluso podría decirse que nos tiraniza”. 

 Cuando alcanzamos este estatus, es decir, que nos cuesta mucho (nos sentimos agobiados) a la hora de tomar decisiones (de las más superfluas), necesitamos unas estrategias que nos liberen de esta tiranía. Schwartz propone unos cuantos pasos con el fin de ayudar al consumidor:

  1. Calcula tus objetivos o metas (¿qué es lo que quiero?)

  2. Evalúa la importancia de casa objetivo 

  3. Ordena las opciones 

  4. Evalúa la probabilidad de que cada una de las opciones satisfaga tus objetivos

  5. Elige la opción ganadora

  6. Modifica los objetivos (para futuros escenarios)

¿Qué remedio?

De todos modos, una vez que alguien intente aplicar por su propia cuenta nuevas estrategias de enfrentamiento y no observa cambios beneficiosos, se aconseja acudir al psicólogo. Es más, a veces la incapacidad por tomar decisiones se debe al miedo. Citando algunos, tenemos el miedo a equivocarse, el miedo de no estar a la altura, el miedo a exponerse, el miedo a perder el control o el miedo a la impopularidad entre otros. El miedo, se sabe, no deja de perseguirnos hasta que nos enfrentamos a él, pero haciéndolo de manera estratégica, sino corremos el riesgo de que nos gane una y otra vez. 

Miedo a volar

Miedo a volar

El viaje de una pareja

El viaje de una pareja