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TRATAMIENTO DEPRESIÓN

El estado de ánimo deprimido es una de las condiciones de malestar psicológico más frecuentes de los seres humanos. Sin embargo, sentirse triste o deprimido no es un síntoma suficiente para diagnosticar una depresión. La tristeza es el síntoma anímico por excelencia de la depresión. Pero aunque los sentimientos de tristeza, abatimiento, pesadumbre o infelicidad, son los más habituales, a veces el estado de ánimo predominante es de irritabilidad, sensación de vacío o nerviosismo. Otro aspecto igualmente importante es la reducción de las emociones positivas y de la capacidad de disfrute con las cosas normales de la vida. 

Levantarse de la cama por las mañanas o asearse pueden convertirse en tareas muy costosas y, en muchos casos, se abandonan los estudios, el trabajo, etc. Tomar decisiones puede convertirse también en una tarea especialmente laboriosa. La memoria, la atención y la capacidad de concentración pueden llegar a resentirse drásticamente incapacitando el desempeño de las tareas cotidianas. El pensamiento circular y ruminativo parece una característica importante del estado deprimido. Es más, la valoración que hace una persona deprimida de si misma, de su entorno y de su futuro suele ser negativa. 

Otra importante característica de las personas deprimidas es el deterioro en las relaciones con los demás. Por último, ser diagnosticado de depresión requiere que los síntomas no sean causados por una enfermedad o ingesta de sustancias y que los síntomas no se deben a una reacción de duelo normal por la perdida de un ser querido.

 
 
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SÍNTOMAS DE DEPRESIÓN

Los síntomas característicos de la depresión son: animo triste la mayor parte del día, casi cada día. También se asiste a la presencia de alteraciones en el sueño, fatiga y sentimiento de culpa hacia uno mismo o a otras personas o situaciones. 

El rasgo principal del trastorno por depresión es la presencia de un ánimo triste, vacío o irritable, acompañado de cambios somáticos (cansancio) y cognitivos (pensiero rumiante y catastrofista) que afectan significativamente a la capacidad funcional del individuo. Con "capacidad funcional" se entiende la capacidad para desarrollar las actividades del día (el trabajo, el mantenimiento de la casa, las relaciones con los demás, los momentos de diversión).

Otro rasgo para cuantificar si hay o no depresión, es un periodo de tiempo de al menos dos semanas durante el cual existe ánimo depresivo o perdida del interés o placer en casi todas las actividades. En los niños y adolescentes, el ánimo suele ser irritable más que triste. Se puede diagnosticar una forma más crónica de depresión, en la jerga médica se llama distimia (trastorno depresivo persistente), cuando las alteraciones del estado de ánimo duran al menos dos años en los adultos o un año en los niños.


OTRAS CARACTERISTICAS DE LA DEPRESIÓN

La depresión puede aparecer por primera vez a cualquier edad. La cronicidad de los síntomas depresivos aumenta sustancialmente la probabilidad de que existan trastornos subyacentes de personalidad, ansiedad o consumo de sustancias. El riesgo de que vuelva aparecer (recaídas) es mayor en los pacientes cuyo episodio anterior fue grave, en los sujetos jóvenes y en las personas que han presentado múltiples episodios. 

El trastorno por depresión es el resultado de una dinámica psicobiológica: cambios emotivos y conductuales causan mutaciones en el funcionamiento biológico del cerebro y viceversa. 

La depresión es una reacción patológica que la mayoría de las veces es consecuencia de otros trastornos sobretodo los de origen fóbico-obsesivo, además de lutos, fracasos profesionales, eventos traumáticos, etc. Solo por una parte muy pequeña de pacientes deprimidos valen las causas biológicas. 

¿CUáNDO NO ES DEPRESIÓN?

Un estado melancólico, una tristeza justificada, un momento de bajón, un luto o eventos similares como por ejemplo una separación. Todos esos sucesos pertenecen al curso natural de la vida, salir indemnes es prácticamente imposible para cualquiera. 

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TRAbajo terapéutico

Numerosas investigaciones demuestran que un porcentaje alto de sujetos que reciben una diagnosis de depresión consiguen, a través de terapias psicológicas, farmacológicas o mixtas una curación completa. Solo el 2% de la casuística necesita tratamientos muy largos en el tiempo. 

Las terapias más eficaces son las que utilizan por un tiempo breve fármacos antidepresivos y paralelamente una forma específica de psicoterapia o los tratamientos puramente psicológicos construidos para este tipo de trastorno. Investigaciones muestran que la posibilidad de recaída es mayor con tratamientos farmacológicos que con una buena psicoterapia. Esto se debe a la falta de activación de los recursos personales, un aprendizaje que se consigue solo con la psicoterapia.

También con el trastorno depresivo se han ido observando e aislando aquellas respuestas disfuncionales que el sujeto pone regularmente en acto dentro de su realidad. Los intentos de solución disfuncional son el blanco de una intervención estratégica. Se busca interrumpir o sustituir esos intentos de solución con otros funcionales que ayudan el sujeto a salir de la trampa de su trastorno.

En algunas condiciones hace falta intervenir a nivel familiar también, proporcionado instrucciones útiles para las personas cercanas al sujeto con depresión. Es habitual observar como el entorno, aunque intente ayudar en todas las maneras posibles a la persona deprimida, no consiga mejorar la situación. Es más, ese intento de ayuda a veces se convierte en parte activa del problema.